viernes, 4 de agosto de 2006

30 años de la muerte de Mons. Angelelli

«Mi vida fue como el arroyo... anunciar el aleluya a los pobres y pulirse en el interior; canto rodado con el pueblo y silencios de "encuentros"... contigo... solo... Señor.»
Enrique Angelelli

Unas palabras que me han quedado de él
"no hay que tener miedo de meterse en el barro..."

El panorama“Sras. Y Sres. El mundo está en paz (¿?). Salvo por uno u otro conflicto limítrofe y un par de bombitas que explotan cada tanto, podríamos decirse que estamos a salvo de hecatombes mundiales.Hoy no hay oposición y todas las naciones caminan hacia un mismo destino: la nueva guerra. “El ejército del capital avanza destruyendo a la humanidad y aunque en esta batalla no hay tanques, ni misiles, la lucha es sangrienta porque es contra la dignidad de los pueblos.Las empresas multinacionales invierten y reinvierten a medida que sus intereses se incrementan. Así se enriquecen los poderosos y sus hijos, y los hijos de sus hijos.Mientras tanto, allá lejos, bien lejos del progreso una multitud silenciosa de casuchas, pieles cuarteadas e infancias sin sueños ni esperanzas, va hundiéndose en el polvo, sepultadas por latitas de Coca, rascacielos espejosos, antenas satelitales y hamburguesas de Mc Donald´s.El mundo avanza con vacantes limitadas, y mientras los ricos son cada vez más ricos, los pobres son cada vez más pobres. Toda América Latina está herida de muerte y muda de resignación ante el reclamo indígena, el grito desesperado del hambriento, la voz cansada del que reclama justicia...Despojada de sus derechos, su cultura y su sonrisa. La multitud silenciosa tiende a desaparecer en los márgenes del olvido.
El futuroAún tenemos opción para modificar esta realidad: “Resistir, partiendo de una esperanza inquebrantable, contra todo riesgo, denunciando y creando caminos alternativos:-Comprometiéndonos como cristianos, participando activamente en nuestra sociedad... ¿vamos a dejar siempre la política en manos de los corruptos?-Abriendo caminos de solidaridad hacia los excluidos, acercándonos a ellos como verdaderos hermanos, dándoles motivos de esperanza y aprendiendo de la esperanza que ellos tienen.-Rescatando de la cenizas nuestras costumbres mas intimas, privilegiando nuestra cultura. Sin avergonzarnos mas de los rostros indios, del locro y la chacarera.-Denunciando las injusticias sin miedo.¡Juntémonos a bailar nuestra música y compartir nuestras empanadas! ¡Demos oportunidades a los marginados! Hoy como nunca, todos los que queremos más justicia e igualdad, debemos construir alternativas... A su tiempo madurará la historia”
“NO HAY QUE TENER MIEDO DE METERSE EN EL BARRO”

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